lunes, 23 de noviembre de 2015

7º A- CONSTRUCCIONES COLECTIVAS

Los chicos de 7º A iniciaron un proyecto de comunicación con nuestra escuela de Salta. De acuerdo a la Capacitación de Prácticas del Lenguaje de este año, tomaron algunas ideas e hicieron recreaciones colectivas de la leyenda del noroeste argentino. 

COQUENA Y SU GANADO

En la soledad de la Puna, todo el ganado está protegido por un enano que lo ve todo. Es quien defiende sus vidas de la crueldad humana.
Nunca nadie lo ha visto pero todos dicen que tiene cara de choclo y usa una camisa marrón y un pantalón de vicuña. También usa botas chiquitas y un sombrero muy viejo.
Emite un silbido que parece mágico.
Vivía en un pueblo de Salta muy pobre y siempre observaba el ganado sin ser visto.
Los que vivían ahí nunca lo podían llegar a ver bien. Lo llaman Coquena.
Un día, mirando hacia el ganado, vió a un señor maltratando una oveja. Bajó corriendo desde la montaña, agarró al señor del cuello y lo tiró al piso. Se paró arriba de él y llamó a la policia.
Cuando la policia lo encontró, le pusieron las esposas. A la semana lo dejaron en libertad, pero con la condición de que nunca más podría acercarse a un animal.
Coquena se llevó la oveja a un lugar tranquilo donde la curó y le dio de comer. Cuando vió que estaba bien la llevó con todo el ganado y él subió a la montaña hasta llegar a la cima.

Desde allí sigue cuidando todo su ganado.

 



COQUENA Y LA BRUJA

Una tarde, Coquena paseaba discretamente por los campos en busca de alimento y se cruzó con una campesina pobre que llevaba en su brazo izquierdo una canasta de mimbre repleta de humeantes empanadas.
Se le acercó rápidamente ampliando su sonrisa maquiavélica y ofreciéndole una de ellas.
Coquena dudó en aceptar, pero finalmente tomó una empanada.
Al comerla comenzó a sentirse mareado hasta desmayarse.
Lo último que logró escuchar fue la risa de la supuesta campesina, que resultó ser una bruja.
Ella se adueñó de todas las llamas y animales que Coquena protegía dejando a los campesinos sin ganado.
El veneno que contenía la empanada debió haber dejado a Coquena dormido por  diez años, pero no lo hizo.
Él encontró la forma de despertarse y hacer justicia.
Atrapó y encerró para siempre a la bruja, y si ella salía, estaba condenada a morir.
Devolvió las llamas a todos los campesinos y curó a los animales lastimados por la brutalidad de la bruja.
Todo vuelve, y a veces incluso, con mayor magnitud a quién se lo merece.





EL SECRETO DE COQUENA

En un pueblo de Salta, existía un rumor sobre un duende que traía vestimentas gastadas.
Cada vez que había una tormenta de tierra se oía un silbido. Era un silbido atrapador y muy agudo.
Un día los pueblerinos despertaron con el techo todo arañado. El alacalde decidió iluminar todo el pueblo y vigilar con cámaras de seguridad.
Vuelve a pasar lo mismo y las cámaras y las luces estaban repletas de tierra.
El alcalde, al ver esto decide llamar a Coquena.
Coquena era un defensor del ganado, pero fue policía en sus tiempos, hasta que renunció por una herida grave. Coquena acepta volver al cargo de policía y comienza a vigilar.
Mirando una casa vió una especie de gato. No le dio importancia pero al día siguiente los vecinos volvieron a tener sus techos arañados.
Coquena se cansó y se quedó vigilando noche y día.
Volvió a ver al supuesto gato, pero se acercó y era un duende. Coquena decide atraparlo y fue ascendido como Comandante.
Los vecinos felices gritaban -¡Coquena!




LOS MALOS PASTORES

A primera hora de la mañana, desaparecieron las primeras llamas y vicuñas.
Los malos pastores que habían maltratado a las llamas y les habían quitado la lana bruscamente a las vicuñas.
Los habitantes del pueblo fueron corriendo a lo de los  malos vecinos para ver si les había pasado lo mismo, pero lo que vieron los enfadó aún más. Observaron a llamas lastimadas y a vicuñas sin pelaje, iguales a las suyas  y se las llevaron.
Al ver esto, malos pastores fueron a sus casas a planear como podrían recuperar los animales.
Decidieron ir por la noche, con varias cuerdas, atar a las llamas y vicuñas, y llevárselas lentamente a sus casas para no despertar a los dueños.
Era las cuatro de la mañana la hora para salir y quitarles los animales. Pero ocurrió algo inesperado.
Cuando ellos estaban pasando las sogas por el cuello de las llamas, apareció Coquena y todos salieron corriendo. Solo quedó uno que no sabía quien era Coquena, pero al oír los gritos de sus compañeros diciendo que salga de ahí, corrió lo más rápido que pudo.
Cuando los vecinos supieron  lo sucedido, no se sorprendieron. Lo describieron como una persona pequeña, un duendecillo con cara de choclo que se viste con una camisa marrón y un pantalón de vicuña, ojotas pequeñas y un sombrero ancho…